Por: Juan Pablo Ortúzar, Vicepresidente de Ventas de Tripp Lite para América Latina y El Caribe.
El nuevo contexto mundial tras la crisis sanitaria del Covid-19 cambió las estrategias de negocio en todos los mercados. El 74% de las compañías de retail ha incorporado tecnología digital a sus tiendas, la educación es virtual y el trabajo se hace cada vez más de forma remota.
Enterese.net.- Vivimos un fenómeno de aceleración tecnológica sin precedentes. Así como la pandemia cambió para siempre la forma de vivir, trabajar y estudiar, la transformación digital se convirtió en la prioridad para un gran número de empresas. Muchas digitalizaron nuevos procesos completamente, otras desarrollaron un área digital paralela a la operación física y una buena parte reinventó su negocio y lo hizo 100% online.
Según el más reciente informe de IDC, la inversión directa en transformación digital seguirá creciendo a un ritmo del 15,5% entre 2020 y 2023, alcanzando los 6,8 billones de dólares. De acuerdo con la consultora, el peso de la transformación digital en la economía a nivel global se ha vuelto tan relevante, que en 2022 el 65% del PIB mundial estará digitalizado. ¿Sorprendente, verdad?
La necesidad de incrementar la productividad remota, garantizar la continuidad del negocio, soportar los procesos productivos y asegurar el acceso a servicios digitales, es el motor que impulsa la innovación en las empresas y abre nuevas oportunidades de desarrollo a los proveedores de TI.
Las compañías de todo el mundo están inmersas en esta nueva etapa que vivimos: el mundo híbrido. Aquel que mezcla la actividad presencial con la virtual, donde la tecnología no se improvisa y requiere sistemas robustos, redundantes, escalables y seguros. Aprendimos que, confinados o no, el mundo debe seguir funcionando, los colegios enseñando, los hospitales atendiendo y el comercio entregando sus productos y servicios hasta la puerta del consumidor.
La tecnología nunca fue más importante, y está marcando un antes y un después en su adopción por parte de las empresas. De ella depende la satisfacción del cliente y la competitividad de las compañías en el mercado. Somos testigos y como industria afortunadamente protagonistas de un cambio sustancial en las organizaciones, que busca hacer los procesos más eficientes, entregar los productos y servicios al mercado a pesar de cualquier contingencia, y dotar a la fuerza laboral de la tecnología necesaria para ser más eficientes.