Desde hace poco más de diez años la conectividad global a través de las telecomunicaciones se ha convertido en el principal motor de la globalización. El intercambio físico de bienes entre los países, rasgo esencial de este proceso que determina, a su vez, la transformación de la cultura, ha sido superado por el intercambio inmediato de información y contenidos vía Internet.
“CenturyLink trabaja para que ese proceso no sólo se mantenga, sino que se acelere y alcance nuevos niveles. A partir del suministro de canales para el tránsito de la información vía una red colosal de cables de fibra óptica, la empresa se ubica entre las líderes mundiales en conectividad. Pero de esta red que sobrepasa los 720,000 kilómetros de extensión existe una porción “oculta”, una red de cableado submarino que es el verdadero soporte de todos los servicios” comenta Gianni Hanawa, director comercial de CenturyLink en Perú.
El Anillo Latinoamericano
Con más de 20,000 kilómetros de extensión, esta red permite asistir a clientes corporativos en más de 60 países, conectando más de 500 mercados con aproximadamente 100,000 edificios conectados. Esta red está distribuida a través de un sistema diseñado en forma de anillo continental. En el caso de América del Sur, este anillo se divide en dos grandes tramos: uno por el Océano Pacífico y el otro por el Atlántico, los cuales se conectan por el sur del continente de manera terrestre a través de Argentina y Chile cruzando la cordillera de los Andes. Cada tramo del anillo cuenta con bifurcaciones, las cuales llegan a tierra en distintos puntos del recorrido y se desplazan hasta uno o más de los edificios de CenturyLink según cada país. A partir de ahí, el servicio es distribuido en toda la región. El punto de anclaje en Perú se encuentra a unos 15 kilómetros al sur de Lima sobre la costa.
Los cables de la red son fabricados con fibra óptica, la cual permite el recorrido de la información transformada en pulsos luminosos que viajan a través de delgados filamentos en su interior. Tienen una composición hecha a partir de una mezcla de dióxido de silicio, aditivos de dopado en forma de capas y cuarzo; y cada uno tiene un diámetro que varía entre los 2 y 7 cm dependiendo de las distintas capas de protección que se añaden según el tramo. De este modo, a medida que los cables son depositados a mayor profundidad, el grosor disminuye, siendo los más gruesos aquellos ubicados en o más cerca de la superficie.
La seguridad de nuestra red
La experiencia tecnológica y digital nos lleva a pensar que lo más adecuado para establecer una plataforma de conectividad intercontinental debería ser, ante todo, encontrar un espacio donde los riesgos sean secundarios. El lecho marino, por ser una región naturalmente apartada y protegida es el espacio ideal.
En efecto, al estar localizada en el fondo marino, la seguridad de esta red radica en que actividades humanas, como la pesca de arrastre —por mencionar alguna—, se llevan a cabo lejos de ella, evitando potenciales riesgos en la interacción. De igual manera, al estar relativamente cerca, los protocolos de seguridad en casos de emergencia pueden ser ejecutados inmediatamente, evitando que la red colapse. En el caso de las ramificaciones que llegan a la superficie, los tramos están correctamente señalado y cualquier equipo que se encuentre desarrollando alguna obra en las inmediaciones puede acceder a un mapa donde se especifica la presencia del cableado, de tal modo que puedan tomarse todas las precauciones.
Así, el diseño mismo del anillo es la mejor defensa ante el riesgo de daños o cortes en la red. Incluso, como el anillo está partido en dos tramos un corte en uno de ellos hará que el tráfico tome una ruta diferente y se distribuya rápidamente por la otra vía. Además, en sectores críticos se cuenta con más de una vía de cable, lo que agrega un nivel más de seguridad a la interconexión.
Marchar hacia el futuro
La constante evolución de la tecnología digital es un rasgo importante del mundo globalizado contemporáneo, y esta evolución necesita que la información viaje cada vez más rápido y alcance todas las regiones. El compromiso de CenturyLink es encontrar más y mejores vías para perfeccionar el universo de las telecomunicaciones. Porque sólo así podrá contribuir con la nueva ola que supone tecnologías como la conectividad híbrida, el Internet de las Cosas (IoT), la virtualización de funciones de red (NFV). Proteger y expandir esta red de conectividad en todas sus plataformas es apenas el comienzo.