Una comparación entre las elecciones en Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela evidencia que entre mayor es el uso de la tecnología en los procesos electorales, mayor es la participación.
Incrementar la participación ciudadana en los procesos electorales siempre ha sido un reto para cualquier país. Por eso, diferentes gobiernos han venido explorando opciones como las del voto obligatorio o la implementación de beneficios especiales por acudir a las urnas, como ocurre en México, donde el Consejo de Organismos Empresariales ha promovido jornadas compensatorias en los trabajos a quienes voten; mientras que en Colombia se otorgan privilegios en concursos para acceder a empleos públicos.
Considerar la incorporación de la tecnología en los procesos electorales podría ser la clave para reducir la abstención. Una elección más transparente, que facilite el acto de votación, y que produzca resultados confiables, ciertamente añade legitimidad a las elecciones y termina incentivando la participación.
Así queda evidenciado en un comparativo de las más recientes elecciones realizadas en Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela. Aunque no haya pruebas técnicas o científicas que demuestren que el uso de la tecnología motiva el ejercicio del sufragio, los resultados son contundentes. Venezuela registra la mayor participación (79% en su última elección presidencial), país donde existe una larga tradición usando tecnología en el proceso electoral. La menor participación de los votantes la exhibe Colombia (44%), donde escasamente en el último año y en casos puntuales, como las elecciones atípicas en regiones como Huila y Cartagena se ha empezado a hablar del registro biométrico de los votantes.
Otro dato contundente es el referido a la reducción del tiempo de entrega de los resultados oficiales por parte de la autoridad electoral y que demuestra que el aumento de la participación no es el único beneficio que obtienen los gobiernos con la automatización de sus procesos electorales. No extraña que organismos de observación como el Centro Carter (que ha acompañado muchos de los comicios en la región) avalen los procesos automatizados, incluso valorándolos por encima de los que aún se manejan en forma manual.