Tras la introducción al mercado en 1978, la certificación Blue Angel ha comenzado ha ser exigida por muchos países y se concede a las empresas como reconocimiento a su compromiso con la protección ambiental, para promover productos ecológicamente superiores e incentivar su consumo con una conciencia ecológica.
A mediados de 2008, Lexmark decidió obtener de manera oficial la certificación Blue Angel para determinados dispositivos láser y de inyección de tinta, y ahora ha obtenido la certificación para su Laboratorio de Pruebas de Emisiones Químicas, localizado en Lexington, Kentucky. Este laboratorio se une al grupo élite de instalaciones certificadas para pruebas de emisiones químicas en impresoras y es el segundo en el hemisferio occidental y el número 15 a nivel mundial en alcanzar tal reconocimiento.
Para obtener la certificación, Lexmark pasó por un exigente y riguroso proceso de conformidad incluyendo la participación –en conjunto con los demás laboratorios internacionales- en una prueba “round-robin” a principios de 2012, en la cual se midió las emisiones de una impresora láser monocromática entregada al Instituto Federal para la Prueba de Materiales Científicos de Alemania. Lexmark pasó los 10 criterios y obtuvo el tercer mejor resultado en las pruebas.
Las emisiones químicas –que incluyen compuestos orgánicos volátiles, ozono, polvo y nanopartículas- se encuentran entre una larga lista de requisitos que deben cumplir los fabricantes para obtener la etiqueta Blue Angel. Otros factores incluyen el consumo de energía, el nivel de ruido, y la capacidad dúplex, entre otros.