La mala conducta en el aula: ¿Niños malos o mal comprendidos?

Enterese.net.- Una de las realidades cotidianas de los establecimientos educativos  es tener en el salón los denominados niños problemas, niños con mala conducta, trastornos de conducta entre otros. Esta realidad tiene dos caras la una es el docente como profesional poco preparado para el manejo de estos niños y la otra es el niño que posee necesidades afectivas diferentes que los demás porque son emocionalmente distintos. Es importante manifestar que   no es lo mismo una mala conducta producto de una  inadecuada crianza que la que se da por factores, genéticos o neurológicos.  Los problemas o trastornos de conductas poseen causas psicológicas  que inciden en la forma como se presentan  las conductas inadecuadas; la intensidad  y la frecuencia  dependen más  de factores de tipo neurológico. En, en ambos lo observable como conducta es un problema que se presenta tanto en la casa como en la escuela.

Roberto había tomado una escoba de conserjería y le dio con el palo a la niña del salón que más le gustaba, ella se quejó con la psicóloga y la coordinadora de ciclo, Roberto fue suspendido por agresión. Esta no era la primera vez que Roberto era sancionado, y en su historia de sanciones había una particularidad en la relación con la coordinadora de ciclo, de tantas veces que había ido con ella, ella generó algunas respuestas a sus actitudes: la una era perdonarle las ofensas que le decía  por cansancio o falta de tiempo, en   otras solía decirle cosas como eres como el diablo, y en otras  fue severa para sancionarlo, sobre todo cuando esto le ocasionaba un gran disgusto. Cuando la psicóloga aparece en escena, le dice que conversarán acerca de lo sucedido y él accede, razona y logra tratar de reparar lo hecho. ¿Es la psicóloga la buena de la película o la, muchas veces llamada la   comprensiva? Era la coordinadora la mala de la película?

Más allá de la conducta están los motivos: Vemos la punta del iceberg no lo que está debajo. Roberto tenía una motivación,  Daniela era la niña que le gustaba con la que había iniciado su vida amorosa y al animarse a declararle su amor, ella le dijo que no. Todos hemos pasado por una decepción, pero en Roberto la  intolerancia a que le digan que no, lo descontrola. Este hecho  no pasa por el pensamiento o el sentimiento adecuado; él no hace una pausa para que ese hecho siga su camino normal. Es la cólera la que lo  hace  actuar como si tuviera que desquitarse de lo que le han hecho sentir y agrede a Daniela.

Ocuparse de los motivos  no es olvidarse de hacer lo correcto: Un niño con problemas de conducta necesita de las dos partes, la coherencia, justicia y moral de la ley que protege la convivencia propia  y del otro, así como la comprensión individual de sus motivos para poder ayudarle a expresarse y desarrollar emociones positivas de empatía y asertividad.

El afecto no cura si las normas no educan y viceversa: La coordinadora actuó en muchos momentos desde la decepción, el cansancio, la  impaciencia, por lo que no fue el ejemplo de emociones equilibradas que Roberto necesitaba. Los niños con problemas de conducta necesitan que las personas alrededor sean morales, asertivas y  estables en sus emociones, que puedan ser modelos positivos a imitar. Es la mejor manera de enseñar a portarse bien.

Una conducta que afecta todos los entornos, requiere de un equipo trabajando el mismo objetivo: Al psicólogo le corresponde comprender y ayudar  para lograr un cambio. Al entorno escolar comprender y  educar con la aplicación justa  de la disciplina. Volver al colegio  un espacio para aprender a portarse bien es volverlo realmente un espacio educativo. Los padres deben formar parte de una red de  asertividad y respeto por lo correcto, así como de brindarle la terapia externa a la casa y el colegio que necesita, desde el  psicólogo como el neurólogo y otros especialistas.

Es importante evaluar que  donde se presenta con mayor frecuencia e intensidad el problema es donde el entorno no está facilitando el aprendizaje emocional que el estudiante necesita.

Psicóloga clínica: Verónica Valarezo

(274.8234 – pscvero@hotmail.com)

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